Las 7 cosas más importantes para prevenir el cáncer de cuello uterino
El cáncer de cuello uterino es una enfermedad en la que se forman células malignas (cancerosas) en el cuello uterino. El cuello uterino es la parte inferior y más estrecha del útero (un órgano hueco en forma de pera donde crece el feto). A su vez, el cuello uterino conecta el útero con la vagina (canal de parto).
El cáncer de cuello uterino generalmente se desarrolla lentamente a lo largo del tiempo. Antes de que se desarrolle el cáncer en el cuello uterino, las células normales pasan por una serie de cambios progresivos pre-malignos o displásicos. Las células pre-malignas, sin embargo, pueden desaparecer sin tratamiento, permanecer igual o convertirse en células cancerosas a lo largo de muchos años.
Las 3 formas de prevenir el cáncer de cuello de útero
Para evitar la aparición de nuevos casos, se analizan los factores de riesgo y los factores de protección. Todo lo que aumente su probabilidad de desarrollar cáncer de cuello uterino se denomina factor de riesgo de cáncer.
Por otro lado, cualquier cosa que disminuya su probabilidad de desarrollar cáncer se denomina factor protector contra el cáncer.
Se pueden evitar algunos factores de riesgo de cáncer, pero muchos no. Por ejemplo, tanto fumar como heredar ciertos genes son factores de riesgo para algunos tipos de cáncer, pero solo se puede evitar fumar. El ejercicio regular y una dieta saludable pueden ser factores de protección para algunos tipos de cáncer.
Evitar los factores de riesgo y aumentar los factores de protección puede reducir su riesgo, pero no significa que no tendrá cáncer.
Existen tres formas de prevención de cáncer de cuello uterino:
1- Prevención primaria
Consiste en la vacunación contra el principal causante de dicha enfermedad: el virus del papiloma humano (VPH). Las lesiones causadas por el virus pueden diagnosticarse incluso varios años después de haberse infectado.
Hoy en día, la vacunación contra el VPH está estipulada en el calendario de vacunación de las niñas entre los 9 – 12 años, tanto en España como en la gran mayoría de los países.
En los próximos años, se incluirá también a los niños para adquirir una inmunidad total a la población. Si bien existen casi 100 subtipos diferentes de VPH, la vacuna actual cubre a los 9 subtipos más frecuentes.
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2- Prevención secundaria
Se realiza mediante la realización de la prueba de Papanicolaou o citología cervical.
El objetivo aquí es encontrar las células pre-malignas antes de que se produzca el cáncer. Se trata de un procedimiento que se usa para recolectar células del cuello uterino para que puedan observarse al microscopio en el laboratorio para encontrar células pre-malignas o malignas.
La prueba de Papanicolaou o citología cervical se realiza de forma periódica (cada 1-3 años) a mujeres asintomáticas entre los 25 y 65 años de edad.
Otra forma más actual de prevención secundaria consiste en la prueba de detección de VPH. Se trata de una prueba con mayor precisión que la citología cervical que consiste en la toma de muestra del cuello del útero, similar a la citología. En este caso, la prueba puede realizarse cada 5 años si no se detecta la presencia del VPH.
Por otro lado, si la prueba detecta la presencia de VPH, se deben realizar más pruebas (citología cervical – colposcopia) con el fin de establecer si dicha infección ha ocasionado o no alteraciones pre-malignas o malignas en el cuello del útero.
3- Prevención terciaria
Esta es la estrategia menos deseada y efectiva, ya que consiste en establecer el mejor tratamiento para cada mujer con cáncer de cérvix.
Aquí es importante valorar adecuadamente cada caso dentro de equipos multidisciplinares para conocer con precisión la extensión del tumor cada paciente y establecer la mejor estrategia de tratamiento individualizado.
7 aspectos clave para disminuir el riesgo de cáncer de cuello uterino
Según la edad, estado de salud general y riesgo personal de tener cáncer de cuello uterino, hay algunas cosas que se pueden hacer para prevenir las lesiones pre-malignas y malignas del cuello del útero.
1-Vacunarse contra el VPH
Hay vacunas disponibles que pueden ayudar a proteger a los niños y adultos jóvenes contra ciertas infecciones por VPH. Estas vacunas protegen contra la infección por los tipos de VPH más comúnmente relacionados con el cáncer, así como contra algunos tipos que pueden causar verrugas anales y genitales.
Las vacunas solo funcionan para prevenir la infección por VPH; por lo que no tratará una infección ya existente. Es por eso que para ser más efectivas, las vacunas contra el VPH se administran antes de que una persona se exponga al VPH, en la adolescencia.
Las vacunas se administran mediante inyecciones por vía intramuscular en 3 dosis separados por 6 meses. Los efectos secundarios suelen ser leves. Los más comunes son enrojecimiento, hinchazón y dolor a corto plazo en el lugar de la inyección.
2-Limitar la exposición al VPH
El VPH se transmite de una persona a otra durante el contacto de piel a piel con un área infectada del cuerpo, habitualmente a través de las relaciones sexuales tanto orales, vaginales como anales. Sin embargo, también es posible que el virus se pueda transmitir sin tener relaciones sexuales; a través del contacto entre las manos y los genitales.
La infección por VPH parece poder propagarse de una parte del cuerpo a otra. Esto significa que una infección puede comenzar en el cuello uterino y luego extenderse a la vagina y la vulva.
La mayoría de las veces, el sistema inmunológico puede combatir la infección por VPH antes de que se desarrolle el cáncer. Solo una pequeña cantidad de mujeres infectadas con el VPH desarrollan cáncer de cuello uterino.
Limitar el número de parejas sexuales y evitar las relaciones sexuales con personas que han tenido muchas otras parejas sexuales puede reducir su riesgo de exposición al VPH. Hay que recordar que alguien puede tener VPH durante años y aún así no presentar síntomas. Por lo tanto, es posible que alguien pueda tener el virus y transmitirlo sin saberlo.
3-Usar preservativo
Los preservativos brindan cierta protección contra el VPH, pero no previenen por completo la infección.
Una razón por la que los preservativos no pueden proteger por completo es porque no cubren todas las áreas del cuerpo posiblemente infectadas con el VPH, como la piel del área genital o anal. Aún así, los condones brindan cierta protección contra el VPH y también ayudan a proteger contra el VIH y algunas otras infecciones de transmisión sexual.
4-No fumar
Los fumadores actuales y exfumadores tienen de 2 a 3 veces más riesgo de lesiones pre-malignas y malignas del cuello uterino.
El motivo fundamental es que el cigarrillo es un potente inmunodepresor y favorece la persistencia del HPV. El riesgo aumenta con la cantidad de cigarrillos fumados por día y el tiempo que la mujer ha fumado.
5-No tomar anticonceptivos orales durante mucho tiempo
Entre las mujeres infectadas con el VPH, las que han tomado anticonceptivos orales («la píldora») durante 5 a 9 años, tienen un riesgo de cáncer de cuello uterino 3 veces mayor que el de las mujeres que nunca han utilizado anticonceptivos orales. El riesgo es 4 veces mayor después de 10 años o más de uso.
En las mujeres que dejan de tomar anticonceptivos orales, durante un período de 10 años, el riesgo de cáncer de cuello uterino vuelve al de las mujeres que nunca usaron anticonceptivos orales.
6-Inicio temprano de relaciones sexuales o tener muchas parejas sexuales
El riesgo de infección por VPH es mayor en mujeres que inician las relaciones sexuales antes de los 18 años, y en mujeres que han tenido 6 o más parejas sexuales.
7-Tener un sistema inmunológico fortalecido
El sistema inmunológico debilitado debido a la inmunosupresión aumenta el riesgo de infección por VPH y cáncer de cuello uterino. La inmunosupresión debilita la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y otras enfermedades.
La inmunosupresión puede ser causada por estas y otras afecciones:
- Fumar tabaco.
- Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
- Medicamento administrado para prevenir el rechazo de órganos después del trasplante, como los corticoides a altas dosis. Las mujeres que se someten a un trasplante de órganos reciben medicamentos para debilitar el sistema inmunológico del cuerpo y ayudar a prevenir el rechazo de órganos.