Muchas de las enfermedades que actualmente padecen las personas son, en realidad, una combinación de problemas tanto orgánicos como desequilibrios de la mente y las emociones. Los tratamientos médicos tradicionales, buscan solucionar los problemas desde la perspectiva orgánica en sí misma, habiendo generado avances significativos en los últimos años. Sin embargo, una concepción integral de las personas con diferentes enfermedades tendría que incluir, por ejemplo, el control de las emociones y energías del cuerpo.

Reiki, es una técnica milenaria japonesa que desbloquea y reequilibra la energía, llegando al origen de una enfermedad. Además, podría bajar los niveles de ansiedad, pena, temor, inseguridad, soledad, pánico, etc. Sube progresivamente la energía vital interna, produciendo un reordenamiento celular y del sistema inmunológico (defensas del organismo), e incide en la natural mejoría del paciente. Se compone de tres fases: efecto paliativo a corto plazo al llegar a un estado de relajación profunda y bienestar; cambio en los patrones de conductas al sentirse bien con uno mismo y feliz; desaparición definitiva del síntoma o enfermedad al desaparecer totalmente el desbloqueo.

El Reiki, en definitiva, es uno de los complementos a los tratamientos médicos tradicionales de algunas enfermedades que padecen las mujeres como el cáncer, la endometriosis, el dolor pelviano crónico o ciertos trastornos del embarazo.