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¿Cuáles son las 5 fases por las que pasan las personas tras el diagnóstico de un cáncer?

El diagnóstico de cáncer suele generar una serie de reacciones en cada persona. Si bien a menudo se describen 5 fases, no todas las pacientes pasan necesariamente por cada una de ellas. Además, la duración de cada fase suele ser variable en cada paciente. Como médicos y familiares, es muy importante tenerlos en cuenta para saber acompañar y entender a la persona afectada. De esta forma, podremos ayudarlas a transitar este camino de una forma más cercana y efectiva. 

PRIMERA FASE: NEGACIÓN

Es muy común verlos tanto en pacientes en los que se les revela directamente el diagnóstico de su enfermedad desde el principio, como a los que no se les dice explícitamente y que llegan a la conclusión de que tienen cáncer por sí mismos un poco más tarde. Ellas suelen afirman: “no, yo no, no puede ser verdad”. Los pacientes pueden llegar a convencerse de que “la radiografía o el diagnóstico está confundido”. Al no confirmarse nada de esto piden rápidamente salir del hospital e ir en busca de otro médico con la vana esperanza de conseguir una explicación mejor a su problema. Algunos médicos logran tranquilizarlos, otros confirman la sospecha anterior; pero el paciente sabe, en parte, que el diagnóstico primero era correcto. 

Generalmente la negación es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una aceptación parcial.

SEGUNDA FASE: IRA

Cuando no se puede seguir manteniendo la primera fase de negación, es sustituida por sentimientos de ira, rabia, envidia, y resentimiento. Los pacientes suelen exclamar “¡Oh, sí! Soy yo, no ha sido un error.”, “¿Por qué yo?”, o también “Bueno, ¿por qué no había podido ser él o ella?”. 

En contraste con la fase de negación, esta fase de ira es muy difícil de afrontar para la familia debido a que la ira se desplaza en todas direcciones y se proyecta contra todo lo que les rodea, a veces casi al azar.

El problema está en que pocas personas se ponen en el lugar del paciente y se preguntan de donde puede venir su enojo. Por eso es muy importante saber que se trata de una reacción normal y pasajera.

A donde quiere que mire el paciente en esos momentos encontrará motivo de queja. Hacen todo lo posible para que no se le olvide. Alzan la voz, piden cosas, se quejan y piden que se les atienda, y quizá como un último grito exclaman: “Estoy vivo, y no se olviden de eso.  Pueden oír mi voz. ¡Todavía no estoy muerta/o!”.

TERCERA FASE: PACTO

Esta fase es menos conocida pero igualmente útil para el paciente, aunque solo dura breves períodos de tiempo. 

La mayoría de los pactos se hacen con Dios u otras personas, según las creencias religiosas de cada persona. Generalmente se guardan en secreto o se lo trasmiten a alguna persona de confianza.

Psicológicamente, las promesas pueden relacionarse con una sensación de culpabilidad oculta, y por lo tanto sería muy útil que el médico y el personal del hospital no pasara por alto este tipo de comentarios de los pacientes.

CUARTA FASE: DEPRESIÓN

Esta fase suele verse en dos tipos de pacientes con cáncer. Por un lado, en aquellos recientemente diagnosticados e independientemente del riesgo de morir por la enfermedad; es decir, que puede tratarse igualmente de tumores malignos muy pequeños con escasa posibilidad de muerte.  Las pacientes a menudo se pueden ver sobrepasadas por toda la situación de la enfermedad, por las incomodidades que les ocasionan a la familia (generalmente injustificadas), o por el miedo a la muerte.  

Por otro lado, la fase de depresión se puede ver en el paciente desahuciado que no puede seguir negando su enfermedad. Cuando se ve obligado a pasar por más operaciones u hospitalizaciones, cuando empieza a tener más síntomas o se debilita o adelgaza; es que puede entrar en esta fase.

Al tratamiento y a las hospitalizaciones se le puede añadir la carga económica. Esto también se agrava con la pérdida de empleos. Si la enfermedad afecta a los padres, los más afectados son, por lo general, los niños.

Por tanto, los profesionales deberían saber que esta fase (depresión) es necesaria y beneficiosa si el paciente ha de morir en una fase de aceptación y paz.

QUINTA FASE: ACEPTACIÓN

Si un paciente ha tenido bastante tiempo (no una muerte repentina) y se le ha ayudado a pasar por las fases antes descritas, alcanzará el período de aceptación. Habrá llorado la pérdida inminente de tantas personas y de tantos lugares importantes para él o ella, y contemplará su próximo fin con relativa tranquilidad. Estará cansado y, en la mayoría de los casos, bastante débil. Además, sentirá necesidad de dormir a menudo y en breves intervalos, lo cual es diferente de dormir en épocas de depresión. Esto no es un sueño evasivo o un período de descanso para aliviar el dolor, las molestias o la desazón. Es una necesidad cada vez mayor de aumentar las horas de sueño muy similar a las del recién nacido, pero a la inversa. 

Esta fase está casi desprovista de sentimientos. Es como si el dolor hubiera desaparecido, la lucha hubiera terminado, y llegara el momento del descanso final antes del largo viaje. En esos momentos, generalmente, es la familia quien necesita más ayuda, comprensión y apoyo que el propio paciente. Este, podría desear que le dejen sólo, o por lo menos que no le agiten con noticias y problemas del mundo exterior.

El paciente puede hacer un simple gesto con la mano para invitarnos que nos sentemos un rato, para solo estar allí sentados en silencio. Estos momentos pueden ser las comunicaciones más llenas de sentido para las personas que no se sienten incómodas en presencia de una persona moribunda. Esa presencia es solamente para confirmar que se estará disponible hasta el final.

Son solo unos pocos pacientes los que pugnan, los que luchan hasta el final y conservan una esperanza que hace imposible llegar a esta fase de aceptación.

La mejor ayuda para una familia en esta etapa puede ser la presencia de un médico tranquilizador que asegure que se hará todo lo posible.

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